En la mayor parte de la literatura de project management se trata la asignación de un project manager a un proyecto como si el propio project manager fuera un autómata. Como si un ente superior le asignara al proyecto en función de si es adecuado o no y le diera las atribuciones que considerara oportunas para que se hiciera cargo del proyecto, sin que el project manager tuviera derecho a opinar.
En la realidad esto no sucede exactamente así, aunque algo de verdad hay.
Normalmente sí que existe un diálogo entre el sponsor o la dirección y el project manager. El problema está en que este dialogo siempre acaba de la misma forma, el project manager acepta el encargo. Pocas veces el project manager argumenta en contra de no aceptar el proyecto y solo lo hace cuando está llevando muchos proyectos y va saturado.
Tal vez tendríamos que tener en cuenta si realmente nos interesa gestionar el proyecto que nos asignan.
Para pensar en ello, os he adaptado cuatro claves que encontré en la web del Harvard Business Review para ayudar a decidir si aceptar o no un proyecto. Las podéis leer a continuación.
1. Imagínate que estás gestionando el proyecto.
Cuando te ves a ti mismo gestionándolo, ¿te ves comprometido y motivado? o por el contrario ¿te ves desmotivado y poco implicado?
2. Investiga la historia del proyecto.
Averigua todo lo que puedas acerca de sus orígenes y lo motivos que lo llevan a ti.
3. Averigua lo que los stakeholders desean.
Un paso obvio es saber quiénes son los stakeholders. Pero un paso más es averiguar cuál es su interés real en el proyecto.
4. Mira tu carga de trabajo actual y futura.
Es posible que tu mesa este simplemente demasiado llena. Evalúa el proyecto con tus otros compromisos en mente.
Fijaros que tener demasiada carga de trabajo está en cuarto lugar. Al menos da que pensar.
Carlos,
Gracias por el comentario. Decir “no” es difícil.
Tomar una decisión siempre supone renunciar a algo.
Cuando evaluas realizar un proyecto tienes que considerar a qué estas renunciando, siempre hay algo, a veces profesional a veces personal.
Hace dos semanas tomé una de las decisiones más difíciles de mi carrera profesional. Mi jefe me ofreció un proyecto que podría haber lanzado mi carrera, pero analizando el punto 1 de la lista decidí que lo más honesto era rechazarlo.
Fue una semana muy difícil, pero no me arrepiento de la decisión.
Creo que aprender a decir “no” es una tarea difícil pero de gran utilidad.