En los tiempos que corren, es agradable leer noticias como el estudio que publicaba CIOUPDATE, acerca de las tendencias de colocación de los empleados que habían perdido su trabajo en los últimos meses.
Según las cifras de dicho estudio, a pesar de la crisis, muchos (48%) habían encontrado otros empleos, y a pesar de la coyuntura actual, un 56% habían mejorado sus salarios. También se anuncia como factor de éxito en la búsqueda de un nuevo empleo el hecho de buscar las oportunidades en nuevos sectores, así como a una buena predisposición a la movilidad.
También se hace un análisis de algunas de las características que se dieron en los procesos de cambio. No voy a entretenerme en reproducir las cifras, pero, además del salario, se describen las siguientes:
- Transferencia de habilidades: Los que consiguieron un nuevo empleo en otros campos, aplicaron los conocimientos y habilidades que obtuvieron en su experiencia previa, y la mayoría de ellos se sentían muy a gusto en sus nuevas posiciones.
- Movilidad geográfica: Se apunta a un 20% los que cambiaron de ciudad
- Emprender un negocio: “Si no puedes encontrar un trabajo, crea uno”
- Cambio de apariencia: Necesidad de causar una buena impresión para y parecer más atractivos a los futuros empleadores.
Si bien es cierto que se tratan de noticias positivas, hay que tener en cuenta que el estudio se refiere al mercado de trabajo USA, donde existe una cultura del trabajo y un entorno socioeconómico muy diferente al nuestro. A pesar de ello, es interesante ver como todos los puntos hacen referencia a la flexibilidad en cambiar y adaptarse a las circunstancias.
Esta capacidad de adaptación es, en teoría, una de las virtudes de los Project managers, por la propia definición de nuestra profesión. De hecho, un proyecto es un esfuerzo único y limitado en el tiempo, así que nos guste o no, nunca sabremos lo que estaremos haciendo mañana ni dónde.
Es curioso el último punto, cambio de apariencia. Por una parte, es lógico pensar que así sea, pero por otro lado, mucho cuidado en aparecer diferentes a como somos realmente. No sería muy inteligente menospreciar el poder de la imagen, pero tampoco debería ser uno de los puntos relevantes.
No se trata ya de una cuestión de honestidad para con los que les ofrecemos nuestros servicios, sino de sentirnos confortables en nuestra propia piel y creernos el papel que representamos.
Eso tan fácil y tan difícil se traduce en transmitir humanidad e ilusión, y eso muchas veces determinará el éxito en la gestión. Para algunos puede ser necesario el traje y corbata, pero no tomemos como un dogma determinadas formas.
Actualmente las oportunidades son escasas, así que probablemente estén más allá de nuestro entorno inmediato, tanto funcional como geográfico. Culturalmente quizá no estemos tan predispuestos como en otros lugares a aceptar cambios, y asumir los riesgos que ello conlleva, pero los tiempos mandan. Creo fue Mijaíl Gorbachov quien dijo en los tiempos de liquidación de la política de bloques “Aquellos que se oponen a la historia, son arrollados por ella”, así que, a pesar de las malas noticias que la recesión conlleva, tomemos el lado positivo, que no es más que la necesidad de replantearnos nuestros paradigmas. A fin de cuentas, según el estudio, la mayoría se sintieron más felices después de cambiar
¿Nos atrevemos?
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